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24 HORAS DE LE MANS

Audi vuelve a ganar y Marc Gené acaricia esa victoria

El catalán llegó a liderar la carrera a media mañana del domingo, pero una avería arruinó sus posibilidades como también lo hizo con Toyota y Porsche.

Le MansActualizado a
Audi mantiene su racha triunfal en Le Mans.
GUILLAUME SOUVANTAFP

A las 11:24, cuando el sol era mucho sol en Le Mans, la inmensa pantalla junto a la tribuna principal del circuito mostraba un primer plano de Mark Webber. Estaba serio, muy serio, el gesto parecería indicar que algo no funcionaba en el Porsche, pero... Nada de eso, la seriedad respondía a que el australiano estaba un pasito más cerca del título pues el coche que hasta entonces lideraba la carrera, el Audi R18 e-tron quattro de Marc Gené, llevaba ya unos minutos en su box debido a una avería. Hora y media después, el gesto de Webber volvía a ser serio, pero en esta ocasión la razón estaba bajo el chasis del Porsche 919 Hybrid, que parecía haber dicho basta. La temida fiabilidad, que sobrevolaba los proyectos de la marca alemana y de Toyota en las horas previas de esta 82ª edición, se hacía realidad. Y el beneficiado no era otro que Audi, de nuevo punta de lanza de la tecnología, que lograba revalidar título gracias al R18 e-tron quattro pilotado por Fassler, Lotterer y Treluyer. Le secunda en el podio Marc Gené y sus compañeros de equipo en el nº 1, Kristensen y Di Grassi (tercero es el Toyota de Davidson, Lapierre y Buemi), que llegaron a tocar el cielo cuando a media mañana del domingo eran líderes.

Esto es Le Mans y pasan cosas como esas, es una batalla al descarte. Primero fue el Audi nº 3 de Bonanomi, Alburquerque y Jarvis. Después, el Toyota nº 8 de Lapierre, Davidson y Buemi, producto del mismo incidente; no quedó KO, pero sus posibilidades de victoria se esfumaron ahí (al final, podio), cuando apenas se llevaba hora y media de carrera. Luego le sucedería al segundo Toyota TS040, el de Wurz, Sarrazin y Nakajima, quienes habían logrado la pole y marcado el ritmo durante buena parte de la carrera. Así, jugando al descarte, se llegó a la madrugada y ya al amanecer, en esas horas en las que el propio Marc Gené nos ha revelado que desde el coche, a mil por hora, se llega a oler el café de los comisarios. Y al amanecer Audi alcanzó el liderato.

Lo hizo con el español al volante, a las 7:09 exactamente, con ocho horas aún por delante. Y a las 9:25 dejó su puesto en la nave a Tom Kristensen, el comandante nueve veces campeón en Le Mans, quien estaba llamado a encauzar la victoria. Pero entonces llegó la avería (de nuevo el turbo), el revés eléctrico, la visita obligada al box. Fueron 17 minutos interminables que hicieron bajar al coche desde el primer puesto al tercero. Bernhard volaba entonces con su Porsche 919 Hybrid mientras Lotterer, al volante del Audi nº2, hacía lo imposible por que la marca de los cuatro aros pudiera revalidar el título.

Una película similar a la que vivía Antonio García y su Corvette en la categoría GT Pro, donde finalmente fue segundo tras el Ferrari 458 Italia. En LMP1, el Porsche 919 Hybrid capituló y Audi ascendió de nuevo a lo más alto, donde lleva desde que en el año 2000 vino a llevárselo todo. Lástima que no haya sido Gené el de la sonrisa gigante desde Le Mans a París. Pero estaba feliz del de Sabadell. El buen trabajo no podía dejarle otra sensación.