Ganó Ricciardo y Alonso fue sexto en un accidentado final

Poco, muy poco, milímetros a un lado, centímetros al otro, jugándose la vida para casi nada. O nada. En el día de la esperanza, donde volvimos a ver una carrera de Fórmula 1 emocionante de esas que demuestran lo que es este deporte. Fernando Alonso llega a la altura de Valteri Bottas al final de recta y después en una frenada de época adelanta al finlandés de Williams para ponerse… séptimo. Qué pena. Qué tristeza. Finalmente acabó sexto. Y su compañero Kimi Raikkonen, décimo. Y último. Disculpen empezar con esto en un día en el que la Fórmula 1 volvió a ser espectáculo puro, pero había que dejar claro que hasta ahí ha podido llegar Ferrari en Canadá, en la carrera en la que debía llegar la resurrección. Tristeza, repito.

Más allá de lo que supone la decepción ferrarista en Montreal brilla más que el sol resplandeciente estos días en la ciudad la sonrisa eterna e inmensa de Daniel Ricciardo. Victoria del australiano, la primera del año, la primera de su vida por delante de Nico Rosberg y de su compañero Sebastian Vettel, tercero en el podio en una carrera absolutamente genial.

Pero, ¿qué pasó para que Ricciardo, que salía sexto haya ganado la carrera? Pues muchas cosas. En la salida Rosberg conservó la primera plaza y Vettel se puso segundo, por ahí Alonso perdía una posición con un Toro Rosso, el de Jean Eric Vergne al que después pasaría en la primera parada de boxes, incapaz en la pista. En esos momentos la pelea era, como se esperaba, entre los Mercedes. Hamilton se acercaba a Rosberg, pero no podía llegar a su compañero de equipo. Cuando finalmente lo consiguió, el alemán se saltó la chicane y cuando parecía que iba a ser sancionado por esa acción irregular, los comisarios decidieron que no, que era legal y el germano siguió primero. Llegó la segunda parada en boxes y ahí fue el momento de la carrera para Ricciardo porque se había acercado mucho a su compañero Vettel que era quinto, tras los dos Mercedes y los Force India, y pudo pasarle por estrategia. El duelo parecía, como era norma en esta temporada, por la tercera plaza del podio cuando…

Lo imposible llegó, esas cosas que pasan en la F-1, un deporte con tantos componentes mecánicos, con variables de todo tipo y Mercedes comenzó a tener problemas de frenos. Primero fue Hamilton, que había pasado a Nico en la segunda parada, y después Rosberg. El británico lo pagó con el abandono y el alemán se dejaba más de un segundo por vuelta con sus perseguidores en un momento en el que su velocidad punta era casi 15 kilómetros por hora peor que la de sus rivales.

Ahí empezó otra carrera. Tras Rosberg venían Pérez, que había salido decimotercero y era segundo en ese momento, Ricciardo y Vettel. Y en el grupo siguiente Hulkenberg, Massa, Bottas y Alonso. Ahí fue cuando el español pasó al finlandés con un coche casi 20 km/h más lento. Los problemas del Mercedes eran aprovechados para acercarse, pero poco más. Pérez, con una estrategia de una sola parada, no podía llegar hasta que Ricciardo demostró su talento en un adelantamiento imposible para irse hacia Nico. Llegó y le pasó. Ya era primero. Ya sonreía bajo el casco.

Por detrás Vettel también pasaba a Checo y un Massa desbocado tocó al mexicano, ambos se fueron contra el muro y Seb se salvó por muy poco. Salió el coche de seguridad, a falta de una vuelta. Y terminó la carrera, una en la que llegamos a ver a cinco coches luchando por ganar. Y solo ganó Ricciardo, fiesta en Red Bull y no es por Vettel, serio en el podio. El australiano es tercero ahora en el Mundial tras Rosberg y Hamilton. El cuarto es Alonso con un Ferrari con el que se tiene que jugar la vida para…nada o casi nada.