El peroné reta a Márquez en el inicio del Mundial de MotoGP

Retrocedamos un año. Vayámonos a Losail, a abril de 2013, a la rueda de prensa con la que arrancaba ese Mundial. La foto muestra a Rossi agarrando del cuello a Pedrosa, simbolizando ahogar a quien se antojaba firme amenaza al título que defendía Lorenzo, que posaba junto al italiano, sonriendo. Y a la izquierda de la imagen, como testigo privilegiado de aquella representación, Márquez. Medía las palabras, pero dijo: “Si puedo ganar, no me voy a conformar con el podio”. Lo que vino después lo sabe de sobra el planeta Tierra.

Ahora, en este marzo de Qatar, es Márquez quien llega en campeón, quien defiende el título conquistado en su mágico 2013 en el que hizo trizas todos los récords. Llega al GP que abre el campeonato con un hándicap, la fractura de peroné sufrida mientras practicaba dirt track durante la pretemporada. Eso le ha limitado la preparación, sólo pudo participar en el primer test, el que se llevó a cabo en Sepang entre el 4 y el 6 de febrero (en el que, por cierto, fue el más rápido). Desde entonces, visitas al doctor Mir, gimnasio, rehabilitación y paciencia, mucha paciencia.

Pese a ese inconveniente, Marc parte como favorito a lograr el título, ahí están las apuestas, que le sitúan por delante de Lorenzo, Pedrosa, Rossi... y Aleix. Sí, el mayor de los Espargaró se cuela en ese quinto puesto gracias a su extraordinaria pretemporada con la Yamaha Open, otra de las sugerencias del chef en el menú: esas motos que pretenden plantar cara a las Factory y Factory 2 con más sangre para bombear (24 litros por 22,5 y 20), más corazones (12 motores, por 9 y 5) y zapatos nuevos (libertad de test y neumático extra blando para los entrenamientos). Novedades, alicientes. Desde Qatar, donde hace un año Márquez era rookie.