Laia Sanz quiso emular a las heroínas de hace treinta años

Cuando el desafío ideado por Thierry Sabine tomó forma y reunió, el 26 de diciembre de 1978, a 182 participantes en la Plaza del Trocadero de París con destino a Senegal pocos pensaron que semejante aventura llegaría a convertirse en la referencia que es actualmente el Dakar. Una prueba que ha conservado todo su misticismo y heroicidad pese a abandonar África y en la que las pilotos femeninas también tienen su participación destacada, en especial durante las primeras ediciones donde era habitual ver participar bastantes mujeres en la categoría más dura, la de las motos.

Unos años con un enorme porcentaje de retirados, especialmente en las dos ruedas. Eso benefició a aquellos que no luchaban por posiciones meritorias y que tras la ingente nómina de abandonos ocupaban plazas muy superiores a su rendimiento real. En 2014, el más duro según los protagonistas desde el desembarco en Sudamérica, salieron 174 motos y a Valparaíso han llegado 78. Es decir el 44,82%. De ahí que el 16º lugar de Laia Sanz tenga tanta importancia, incluyendo el increíble séptimo puesto de la 9ª etapa. No sólo por el fuerte ritmo actual, ni por la tremenda competencia y preparación de los participantes como ella misma, muy satisfecha, recuerda: “Este Dakar ha sido el más duro de todos y lo he hecho mejor que nunca. Estoy muy contenta y orgullosa por el sufrimiento, pero también por lo regular que he sido y por los resultados. He pilotado con mucha cabeza, pero con un ritmo rápido que me ha permitido pelear con gente que antes ni olía en carrera”.

Y es que el resultado de la catalana, al manillar de la Honda semioficial, es el quinto mejor de la historia femenina sobre dos ruedas. Por delante, cuatro heroínas, todas francesas, cuyas hazañas datan de hace treinta años. La mejor fue Christine Martin que en 1981 acabó décima una edición en la que sólo terminaron el 29,24% de las motos que partieron: 31 de 106. Antes su compatriota De Cortanze había sido 11ª en la edición inicial del mítico raid en la que sólo acabaron 24 de las 90 motocicletas (26,66%).

En 1982, Nicole Maitrot terminó 14ª en una escabechina de abandonos: salieron 129 y llegaron 33 (25,58%). Dos años más tarde, Veronique Anquetil fue 15º entre los 50 de 114 que llegaron a Senegal (43,85%). Quizá algún día Laia Sanz, al manillar de una moto oficial, pueda soñar con la gesta que logró la alemana Jutta Kleinschmidt, ganadora absoluta en coches en 2001.