Víctor Jiménez: “En 2010 llegó la crisis y yo decidí probar suerte”

Víctor Jiménez (Córdoba, 4/2/1984) es un caso atípico en el automovilismo y su vida poco tiene que ver con el niño que creció subido a un kart. En 2010 tenía a su cargo a 140 trabajadores en una empresa de obra pública en Argelia. En 2013, al volante de un 911 GT3, ha ganado la Porsche Cup UK en la categoría Pro-Am1 y sueña con la Porsche Supercup, certamen que acompaña a la F-1. En AS habla de su fantástica historia.

—Temporada para enmarcar con diez victorias, 18 podios, catorce poles, quince vueltas rápidas y el título de Pro-Am1.

—Ha sido un éxito total y eso que pensé que ni completaría el año por falta de presupuesto. Sólo tenía firmado el 30%, pero como iba líder las empresas que me apoyan y el equipo hicieron un esfuerzo. Sabía que si no ganaba tenía nulas probabilidades para 2014. Ahora seré catalogado como profesional y daré el salto a la categoría Pro.

—Y le han distinguido como el piloto que más ha mejorado.

—Sí, pese a ser uno de los certámenes más exigentes de GT a nivel Mundial han valorado que no tenía gomas nuevas, ni entrenamientos, mi coche se rompía... y aún así he ganado. Han pensado: ‘Lo que ha logrado con esos medios es increíble’.

—Retrocedamos unos años. ¿De dónde viene su afición?

—Mi familia es una apasionada del motor, pero no hemos tenido nivel económico para correr. Mi padre y mi tío compraron un Fórmula SuperToyota de segunda mano y a los cuatro años de tenerlo lo cogí y en diez vueltas en Guadix superé sus tiempos. No lo entendían y vieron que tenía una habilidad especial, pero es un mundo muy complicado.

—Renunció a su sueño para encaminar sus pasos a un sector muy diferente, la obra pública.

—Efectivamente. Ya en 2006 se vislumbraba que la obra pública se frenaría en seco y decidimos irnos. En España vivía bien, pero sabía que se complicaría. Tenía 23 años y me fui a África donde mi último trabajo fue en Argelia. Empecé de encargado de obra, jefe de producción, de personal y al final casi llevaba una empresa paralela. Tenía 140 personas a mi cargo con 40 expatriados. Hacíamos autopistas y ferrocarriles con OHL y desaladoras con Sacyr.

—Pero los problemas cruzaron el Mediterráneo y surgió la idea que lo cambió todo...

—Sí, en 2010 llegó la crisis y decidí probar suerte. En vacaciones hablé con la Escuela Española de Pilotos y me dijeron que fuera a Inglaterra. No era un coste muy elevado e hice un test con Palmer que lo cambió todo. Calcularon que al no conocer el coche, un 350CV Turbo, ni el aeródromo, me quedaría a diez segundos. Tenía tres horas y no estaba preparado físicamente, pero era una oportunidad única. Me quedé a 1.7 del récord y me ofrecieron correr la Fórmula Palmer Audi a mitad de año con buenos costes.

—Empezó a competir de forma amateur buscándose la vida...

—Así es. No tengo asesor, ni gestor, ni mánager. Me busco la vida solo y eso afecta a mi desarrollo como piloto, pero debo preocuparme del dinero y los sponsors. Voy poco a poco dando pasos firmes. Porsche me acaba de nombrar embajador de la marca en España y he firmado un contrato con ellos.

—Y a partir de ahora, ¿cuáles son los siguientes objetivos?

—En 2014, correr la categoría Pro de la Porsche Cup UK y después la Porsche Supercup ya que por edad llegar a la Fórmula 1 es difícil (se ríe). Disputar un certamen que comparte pista con ellos es lo máximo y sería fantástico. Lo veo factible si aumenta mi presupuesto. De hecho, el próximo año intentaré participar ya en alguna carrera de la Supercup.