Montmeló espera la magia de Fernando Alonso en la carrera

Cada tarde, a las cuatro, cuando el sol más brillaba en el desierto de Dubai, se ponía las zapatillas de deporte y salía a correr. Después de su espectacular victoria en China viajó al emirato, muchos pensaban que estaba de vacaciones con su novia, pero Fernando Alonso trataba de acostumbrarse al calor que le esperaba en Bahrain. Y sufría con temperaturas extremas una preparación al milímetro. Para seguir ganando. Después llegó Sakhir y el alerón maldito. Cosas que pasan. Pero el esfuerzo, el trabajo, la dedicación total y absoluta a la palabra victoria, ésa que según reconoció hace dos años en una entrevista en AS da sentido a su vida, se le supone a la estrella asturiana. Lo ha demostrado. Necesitará más para hacer verdad el sueño de ganar en el GP de España. Magia.

Habrá quien discuta la palabra, pero también de esto hay pruebas. Como la última carrera que se disputó en territorio nacional. Ese GP de Europa en Valencia en el que Alonso adelantó sin parar desde la undécima plaza a la primera en un éxtasis colectivo acompañado de los abandonos de Vettel y Hamilton, sus dos enemigos de siempre. O casi. Porque el primero, Kimi Raikkonen, estuvo cerca, en el podio. Junto al segundo, Michael Schumacher, pero el Kaiser ya sólo vive en los recuerdos.

De los tres en activo, los tres saldrán por delante de Fernando hoy en Montmeló. Y delante de todos Nico Rosberg, segunda pole del año para él y de manera consecutiva. Tras el alemán su compañero Hamilton, los Mercedes vuelan a una vuelta. Otra cosa es cuando hay que seguir corriendo y ahí les entra el flato, los Pirelli se les cansan y acaban reventados. Así pasó en Bahrain, primero en calificación, noveno en carrera. Con los Mercedes, teóricamente descartados (aunque veremos...), la atención se centra en Vettel y sobre todo, en Raikkonen.

El alemán demostró tener un ritmo casi medio segundo peor que Alonso, pero quizá con más gasolina, mientras que el finlandés fue milésimas mejor que el de Ferrari en tandas largas. Así las cosas, Alonso debe remontar, necesita una salida de las suyas como la de 2011 en este trazado cuando levantó a la grada del cuarto al primero, ahora busca el más difícil todavía. Después rodar y rodar en vueltas perfectas, que sus neumáticos aguanten un poco más de noche antes de perder el maquillaje y llegar al final donde se le espera. Porque es así, hoy Montmeló verá cómo casi cien mil personas sueñan con ver a su piloto en lo más alto de un podio imposible. O no. Porque recordemos, este chico hace trucos de magia...