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El deterioro del 'street circuit'

El circuito urbano de Valencia, del glamour al vandalismo

El saqueo del hierro y del cobre es habitual en la zona. El Ayuntamiento no puede costearse la seguridad privada y destina tres millones para reponer todo lo robado.

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Parece mentira que en estas instalaciones se haya celebrado hace sólo unos meses, el pasado 24 de junio, el GP de Europa que ganó Fernando Alonso.
David González

El 'Valencia Street Circuit' ha sustituido en siete meses el glamour del Ferrari F2012 de Alonso o del RB8 de Vettel por los carritos de supermercado que sigilosamente utilizan los saqueadores para llevarse todo lo aprovechable que quedó en el circuito tras el GP de Europa, que se celebró el pasado 24 de junio. El cobre y el hierro es un tesoro para ellos y por eso es fácil encontrar contadores, generadores y grupos electrógenos manipulados, el cableado de las farolas y de las cámaras de vigilancia sustraído, y las arquetas y tapas de alcantarillas o las pletinas del vallado arrancadas. Incluso la barandilla de un puente que costó dos millones de euros construido expresamente para el gran premio ya es historia. No existe. La dejadez de las instalaciones es tan alta, que la Asociación de Vecinos del Grao (la zona de mayores robos del circuito) denuncia que hay familias viviendo dentro del recinto, en las casetas desde donde se controlaba todo el suministro eléctrico.

El Street Circuit está operativo desde 2008 y en los dos primeros años tras las carreras hubo tantos robos que la organización se vio obligada desde 2010 a desmontar y a guardar casi todo el material de valor en los Tinglados del Puerto de Valencia y en el circuito de Cheste. Todo el recinto estaba controlado por la seguridad privada, pero los recortes presupuestarios hicieron que sólo se controlasen las zonas turísticas: la del Puerto de la Copa América, la zona del edificio Veles i Vents y Malvarrosa (junto a la playa). Así se han despreocupado de otras como Nazaret y el Grao. Tras la celebración de la última carrera en la que Alonso se llevó el triunfo, la organización acotó y cerró parte del trazado urbano en la que no hay vigilancia, pero los agujeros en las vallas por donde se cuelan los saqueadores son comunes y por allí llenan furgonetas enteras de materiales que luego venden.

El Street Circuit no puede costearse un dispositivo especial de seguridad, por tanto la vigilancia y la custodia recaen en la Policía Local y Nacional, que incluso emplea helicópteros para el rastreo, pero el Ayuntamiento de Valencia se dio cuenta que le es más barato reponer lo sustraído que pagar la seguridad privada. De hecho, el consistorio ya destina una partida presupuestaria de tres millones de euros para subsanar los efectos del vandalismo.

Las quejas vecinales son continuas al gobierno valenciano para que controlen el saqueo y para que se encarguen del mantenimiento del circuito, hasta que vuelva el glamour en 2014, cumpliendo con el pacto de alternancia con Montmeló para la organización del GP de España. Mientras, los ladrones campan a sus anchas y los vagabundos duermen en el recinto. La carroza se convirtió en calabaza y los caballos, en ratones.