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Fórmula 1 | GP de Brasil

El día del milagro

Fernando Alonso sale séptimo en busca de un título imposible con Vettel cuarto. Se espera lluvia para una carrera en la que están puestas todas las esperanzas de la afición española. Pole para Hamilton

Actualizado a
<b>DOS NOMBRES PARA UN TÍTULO. </b>Alonso rueda en la imagen por delante de Vettel, los dos protagonistas de la lucha por el Mundial.
EFE

Me acuerdo de cuando conocí a Isabel en Singapur, pierna con escayola y camiseta roja, bandera española a su lado, ya que viene Alonso no me lo podía perder; recuerdo a Miguel, que convenció a su yerno para viajar a Valencia a aquella carrera, aquella carrera...; de Pedro, que estaba en Japón; de Adrián, que sostenía la enseña asturiana en Nueva Delhi; de Angie, que no durmió en dos noches hasta llegar a Monza en autobús; del susto del avión que se llevaron Rosa y Susana antes de aterrizar en Budapest; de Nika en Corea; de Yun Si en Shanghai, con el cavallino tatuado en una mejilla; de Alejandro, que se quedó llorando porque su padre no le pudo llevar este año a Montmeló, maldita crisis...

Hoy me acuerdo, permítanme, de todos esos que madrugaron para ver la primera carrera en Australia, de los que no duermen hasta para no perderse los libres de los viernes, de los más de ocho millones que vieron con esperanza la carrera en Austin y de los que cada día van al kiosco a comprar el AS para leer cómo le va a este genio que cambió la historia del deporte en España.

Hoy me acuerdo de todos los que van con Fernando Alonso en ese coche rojo que debe brillar más que nunca, de todos esos que le siguen por el mundo, de tantos españoles o no que desean con todas sus fuerzas que hoy el destino escriba el nombre de este héroe en el lugar que ocupan los campeones. De todos los que confían. Porque toda esa fuerza, toda la magia, toda la fe y la esperanza van a ser necesarias para hacer que el pronóstico vire cien mil grados hasta llegar al lugar elegido. Alonso no se rinde, Alonso lo merece, Alonso puede ganar. Pero es una utopía, un milagro, un imposible. ¿Será capaz?

Estamos ante la dificultad máxima. Fernando sale séptimo (lo hacía octavo, pero una sanción a Maldonado por no acudir al pesaje y tener dos advertencias le permitió ganar esa plaza) después de una sesión clasificatoria decepcionante. Por detrás de Felipe Massa, quinto. Otra vez. Hay quien sostiene que el asturiano llevaba reglajes para mojado. Pero él lo negó. Veremos. Lo cierto es que en Ferrari no han hecho bien el trabajo y sus pilotos no pueden estar delante. Como en McLaren. Pole para Lewis Hamilton en su despedida del equipo de Woking, con Jenson Button, segundo y Mark Webber, tercero.

El australiano por delante de su compañero. Vettel no parecía feliz al terminar la sesión. Los primeros pilotos de Red Bull y Ferrari por detrás de sus compañeros. ¿Presión? El alemán sabe que el día es hoy: "Espero el ataque de Alonso desde el principio, quiero ganar pero la carrera será larga". En su escudería siguen temiendo una avería del alternador. Si así fuera, no sería suerte de Alonso sino que en Red Bull no habrían hecho bien el trabajo. Un fallo, una esperanza. Y el agua, la lluvia. Es lo que queda.

Dijo el poeta brasileño que, cuando alguien desea realmente algo, el universo entero conspira para que lo logre, es un lenguaje que los ojos no pueden ver. Hay mucha gente deseando hoy que Alonso vuelva a ser, por fin, al fin, otra vez, campeón, campeón del mundo de Fórmula 1. Por tercera vez. Es la esperanza en lo intangible, en que hoy sea el día del milagro, el día de Alonso. Y de todos nosotros.