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Automovilismo | 500 Millas de Indianápolis

Histórico cuarto para un sensacional Serviá

Mejoró el sexto de 2011 en una trepidante carrera que ganó Franchitti. Sato tuvo cerca la victoria en la vuelta final, pero acabó contra el muro

Actualizado a
<b>TERCERA INDY 500. </b>Franchitti celebró con su mujer, Ashley Judd, una victoria que une a las de 2007 y 2010.

La Indy 500, prueba estrella del calendario de la Indycar, vivió ayer su 96ª edición y como en tantas otras, la emoción fue creciendo con las vueltas. En la mítica megaconstrucción de más de dos millones de metros cuadrados, que se inauguró en 1909 y que vio las primeras 500 Millas dos años después, las 200 vueltas se convierten en una carrera de fondo y un proceso de supervivencia. Lo fundamental es llegar a las últimas treinta con el coche en pista y en la vuelta del líder. Como Oriol Serviá, que estuvo con vuelta perdida la mayor parte de la prueba, pero la recuperó en el momento importante aprovechando una bandera amarilla, la antepenúltima de ayer.

La última, provocada por el accidente de Marco Andretti, hizo que las primeras tres horas de carrera sólo sirvieran como mero espectáculo para los casi 400.000 espectadores, que soportaron estoicamente el tremendo calor ayer en Indiana, porque el triunfo se decidió en las seis vueltas finales. Y más concretamente en la última. Ahí el japonés Takuma Sato, expiloto de Fórmula 1, llegó con la victoria en su mano. Iba segundo tras el escocés Dario Franchitti y el rebufo le ponía a tiro adelantar al primo de Paul di Resta.

El nipón se lanzó... para acabar contra el muro certificando el tercer triunfo de Franchitti, que antes de abrazarse con su mujer, la actriz Ashley Judd, bebió la tradicional leche que instauró Louis Meyer en 1936 y miró al cielo para dedicarle la victoria a su amigo Dan Wheldon, ganador el pasado año y fallecido en la cita que cerró el certamen 2011 en Las Vegas.

Franchitti no fue el único que no podía dejar de sonreír, Serviá también era un hombre feliz. Rozó el podio al acabar cuarto, el mejor puesto de un español en la historia de la carrera, pero además dejó la impronta de piloto velocísimo que deleitó con brutales adelantamientos, muchos de ellos por el exterior y rozando el muro. Valiente Uri. En 2011 lideró la carrera bastantes vueltas y ayer casi sube al podio, tras salir 27º, en una edición que batió el récord de cambios de líder con 37, superando ampliamente los 29 que databan de 1960. Quizá Serviá pueda por fin en 2013 dedicarle el triunfo que tanto ansía en la Indy 500 a Fermín Vélez.

En la parte negativa destacó el espantoso ridículo de los coches propulsados por Lotus, pilotados por De Silvestro y Alesi, que fueron sacados de la pista a las diez vueltas por su extremada lentitud.