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El nuevo rey que viajó del fracaso a la gloria

Fórmula 1 | Jenson Button

El nuevo rey que viajó del fracaso a la gloria

El nuevo rey que viajó del fracaso a la gloria

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El británico de 29 años lleva seis carreras ganadas esta temporada y ha aprovechado la oportunidad de pilotar un coche extraordinario cuando parecía que su etapa en la Fórmula 1 había terminado

Como si huyera de una vida pasada, Jenson Button dejó su coche aparcado en mitad de la calle y corrió sobre el asfalto de Mónaco, con el casco puesto y los ojos humedecidos por la amplitud de su sonrisa. Cámaras, aplausos, policías sorprendidos... Aquel día, con su victoria en el Principado, se creyó, por fin, que podría llegar a ser rey en 2009. Aunque sea un paréntesis en la historia. Fue el momento del piloto guapo que se coló entre los monoplazas como un huracán, mecido por la prensa inglesa, y se convirtió en el indiferente viento de un bochornoso día de verano.

Y recordó como en 2008, cuando en lo más alto del podio estaba el nuevo ídolo negro con su sonrisa de madera, Honda tuvo que suspender su rueda de prensa. No había nadie. Vivía en el fracaso. Pero el hijo de John, el hombre que desde su ciudad natal de Frome le regalo un kart con ocho años para que con nueve ganara el campeonato británico, no se rindió. Button, como Luther King, estaba dispuesto a plantar un árbol el día del fin del mundo y cuando Honda se fue, él se entrenaba duro en Lanzarote. Por si acaso...

Y un día le llamaron para probar el secreto de su inesperado éxito: el Brawn BGP 001. Y comenzó otra vida. Ha ganado seis carreras, aunque a mitad del año el difusor doble de su coche regresó de los cielos y la presión agarrotó sus manos. Button volvía a ser normal. Como cuando conoció la decepción en Benetton donde Briatore le pidió que si buscaba casa en Montecarlo no lo hiciera en la calificación. Aquello fue después de su debut con Williams. Sir Frank le puso en su coche con veinte años y no logró dejar en evidencia al hermanísimo Ralf. En 2006 ganaría la carrera de Alonso en Hungría. Fernando, el mismo que años antes acosaba a su Benetton en Montmeló con un Minardi que perdía piezas en las curvas. Por eso se le supone fugaz a Button. Por ejemplo.

Pero ha sido capaz de conseguir lo que los demás le habían negado y ha aprovechado la ¿quinta? oportunidad. Y ha vuelto del mundo de mentira de sus primeros años a la verdad de su novia modelo Jessica Michibata, que le tatuó su nombre en japonés junto a un botón. Ahora quiere tener hijos, cuentan.

Button inglés afable, niño mimado de tres hermanas, habitante de la clase media del deporte más elitista ha culminado su viaje al ser, al menos un año, el mejor piloto del mundo.

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