La noticia del año ha durado trece días. Si el 29 de julio, Michael Schumacher anunciaba su regreso a la F-1 al volante del Ferrari que ha dejado vacante por lesión Massa, ayer colgaba un comunicado en su web donde lamentaba no poder hacerlo finalmente: "Tuve que informar a Montezemolo, presidente de Ferrari, y a Domenicali, director del equipo, que desafortunadamente no soy capaz de sustituir a Felipe. He intentado por todos los medios hacer posible mi regreso, sin embargo, muy a mi pesar, nada ha funcionado".

Schumacher explicaba las razones de su renuncia: "No hemos podido poner remedio al dolor en el cuello, ni con medicina ni con terapia. Hemos hecho todo lo posible. Las consecuencias de los daños causados por el accidente de moto de febrero, con fracturas en el área de la cabeza y del cuello, se han convertido en demasiado severas. Mi cuello todavía no puede soportar el estrés de la F-1".

Tras las pruebas realizadas con el F2007 privado en Mugello, Michael decidió hacerse pruebas exhaustivas porque notaba dolores en el cuello: "Decidí someterme a un examen en profundidad. Estoy desilusionado, de corazón. Lo siento muchísimo por los chicos de Ferrari y por todos los fans. Sólo puedo repetir que he intentado todo lo que estaba en mis manos".

Tras esta renuncia, sólo había dos opciones: Marc Gené o Luca Badoer. Pronto el catalán se quedó con las ganas tras oír a Montezemolo: "De común acuerdo con Domenicali hemos decidido dar a Luca Badoer la oportunidad de competir tras muchos años de duro trabajo como probador". El italiano no sabe cuántas carreras disputará antes del regreso de Massa y seguro que la rápida recuperación del brasileño ha hecho pensarse mucho a Schumi el riesgo que correría para, quizá, sólo disputar unas pocas pruebas.