Ferrari se convirtió en un equipo ganador gracias a tres líderes. En la pista, Michael Schumacher, y, fuera de ella, Jean Todt y Ross Brawn. Bajo su mando creció un brillante grupo de ingenieros italianos, Aldo Costa, Stefano Domenicali y Luca Baldiserri. Con la marcha de Todt y Brawn la escudería se hizo más simpática y el ambiente interno se relajó. Del mando autoritario se pasó a la dirección colegiada y la consecuencia de la falta de liderazgo ha sido el regreso de los errores del pasado.
Ahora Stefano Domenicali da un puñetazo en la mesa para pedir firmeza a sus hombres: "Los errores de este fin de semana son inaceptables para un equipo como Ferrari. Ahora que hemos recuperado las prestaciones, no se pueden tolerar fallos así. Tenemos un coche tan veloz como Red Bull, pero demasiados problemas de fiabilidad. No podemos tolerar algo así. Cada miembro del equipo se debe responsabilizar de controlar su parcela y su método de trabajo porque si seguimos así no estaremos a la altura de la situación. En Montecarlo podemos andar bien, así que debemos aprovecharlo".
La escudería italiana sigue echando de menos la capacidad que tenía para realizar perfectos controles de calidad el jefe de mecánicos, Nigel Stepney. Sí, aquel que le dio información privilegiada al jefe de diseño de McLaren. En la pista, también falta un piloto con carisma para echarse el equipo a la espalda. Kimi Raikkonen no quiere (porque talento tiene para ello) y Felipe Massa no llega. Para buscar soluciones, Ferrari ha convocado hoy a las 15:00 horas a sus directores para analizar la situación actual y su futuro a medio plazo en la Fórmula 1.
Y es que las aguas bajan tan turbias que en el 'Daily Star', dicen que Stefano Domenicali ha llegado a pedirle al presidente Luca Cordero di Montezemolo el despido inmediato del finlandés. Ferrari se arrepiente ahora de no haberse atrevido a fichar a Fernando Alonso para 2009, que les esperó hasta el uno de noviembre de 2008. Pero tendrán que estar todo el año con Kimi antes de la probable llegada del ovetense en 2010. El asturiano no piensa dejar tirada a mitad de temporada a una escudería, Renault, que, a pesar de sus evidentes carencias, sí que le venera como un líder.
