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Tres duelos a dos bandas en los que el líder perdió el título

Tres duelos a dos bandas en los que el líder perdió el título

1976. N. Lauda - J. Hunt

Un suceso marcó claramente el devenir de este Mundial. El GP de Alemania, en la última carrera del viejo Nurburgring, presenció el accidente sin víctimas mortales más famoso de la F-1. Niki Lauda, al volante de su Ferrari, tuvo una brutal colisión. El austriaco llegó a recibir la extremaunción, pero milagrosamente se recuperó. Hasta esa carrera, la décima de la temporada, el campeonato tenía en Lauda un virtual ganador prematuro. Llevaba 61 puntos, por 30 de Scheckter y 26 de James Hunt. Pero desde Alemania todo cambió y no sólo por las dos citas que se perdió Lauda, sino por el extraordinario fi nal de año que protagonizó Hunt. El peculiar piloto británico, que ese año debutaba en McLaren sustituyendo a Emerson Fittipaldi, era, hasta entonces, más conocido por sus fi estas nocturnas, sus excesos y sus envidiadas compañías femeninas. A pesar de la remontada del díscolo Hunt, a la cita fi nal en el Monte Fuji de Japón, Lauda llegó líder con 68 puntos por 65 del inglés. El final de este gran premio es conocido, pero sólo unos pocos saben de primera mano lo que de verdad ocurrió. La lluvia torrencial hace que las reuniones de pilotos se multipliquen y la mayoría no quiere correr. En la propia parrilla, Hunt confesó a un periodista inglés: "No tengo intención de correr. No puedo. Daré sólo algunas vueltas". Los que estuvieron allí hablan de un supuesto pacto. Perkins, Lauda, Pace y Fittipaldi salieron y se retiraron voluntariamente en las primeras vueltas. Sin embargo, el tiempo cambió de repente y la carrera completó las vueltas previstas. El tercer puesto fi nal de Hunt, a pesar de un pinchazo cuando lideraba la prueba, le dio los cuatro puntos necesarios para ganar el título y ser, hasta ahora, el único inglés campeón de Fórmula 1 con un McLaren.

1997. M. Schumacher - J. Villeneuve

Michael Schumacher llegaba líder al GP de Europa, en Jerez, con un punto de ventaja sobre Jacques Villeneuve. La emoción comenzó en la calificación con el resultado más sorprendente de la historia. El canadiense, El Kaiser y Frentzen marcaron exactamente el mismo tiempo: 1:21.072, levantando numerosas especulaciones. La tensión y la expectación eran máximas. Michael salió muy bien superando a Villeneuve. En una perfecta labor de equipo, Frentzen retrasó su parada al máximo para frenar a Schumacher. Esto colocó a Villeneuve pegado al alerón trasero del alemán. El canadiense inició leves escarceos de adelantamiento con la aparición de los primeros doblados, pero Schumi aguantaba sin problemas. Tras el último repostaje, el Ferrari aumentó su ventaja por lo que a Jacques sólo le quedaba la opción de intentarlo en la pista. Y así se llegó a la frenada del fi nal de la recta posterior en la vuelta 48. Villeneuve se lanzó a la apurada por el interior desde bastante distancia, quizá demasiada, pero Schumacher, en un gesto puramente instintivo, le cerró la puerta, cuando lo más probable es que si le hubiese dejado pasar, el canadiense se habría ido a la arena. Villeneuve tuvo suerte al verse golpeado sólo en el lateral sin consecuencias, mientras que Michael acabó con el Ferrari atrapado en la escapatoria. A partir de ahí, el hijo de Gilles cuidó su coche hasta la meta, cediendo el paso a los McLaren de Hakkinen y Coulthard en los últimos instantes, consciente de que su objetivo fi nal estaba cumplido. Posteriormente, Schumacher fue encontrado culpable de la acción entre ambos y perdió todos los puntos de la general de pilotos, aunque no los de marcas.

1999. E. Irvine - M. Hakkinen

Eddie Irvine tuvo la gran oportunidad de su carrera esa temporada. Condenado a ser el segundo de Michael Schumacher en Ferrari, el accidente de El Kaiser en Silverstone, en el GP de Gran Bretaña, le colocó ante su gran opción con toda una maquinaria como la de Ferrari entregada a él. Michael se rompió la pierna derecha y se perdió seis carreras, arruinando un título que seguramente habría alcanzado. La escudería de Maranello fichó a Mika Salo en su lugar con la única idea de ayudar a Irvine en su cometido. En un campeonato con una de las puntuaciones más bajas desde que se dan diez puntos al ganador, se llegó a la carrera final, el GP de Japón en el circuito de Suzuka, con el irlandés con cuatro puntos de renta sobre Mika Hakkinen. Además, Schumacher ya estaba de vuelta desde la carrera anterior en Malaisia y le tenía a su servicio para defender esa ventaja. Principalmente había que evitar que el fi nlandés ganara el gran premio. Schumi consiguió la pole, pero luego fue adelantado en la salida por Hakkinen. Muchos quisieron ver cierta falta de lucha en Michael, quizá reacio a que su compañero fuera campeón, pero más parece que Hakkinen y su McLaren eran muy superiores al resto en el trazado nipón. De ahí al fi nal del gran premio, Irvine entregó todas sus opciones a que Schumacher diera caza al monoplaza número uno, ya que él rodaba a más de un minuto y medio de la cabeza. Esto no sucedió y el piloto de Vantaa logró su segunda corona consecutiva en la F-1. Ésta fue la tercera y última ocasión en la que un piloto ganó el título en la carrera fi nal, cuando la lucha por el Mundial tenía dos aspirantes. Felipe Massa buscará el domingo la cuarta.

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