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Fórmula 1 | GP de China

Sospecha de otro sabotaje en los neumáticos

Alonso cree que le pudieron sobrecalentar las ruedas blandas en la última calificación

Carlos Miquel (Shanghai)
Actualizado a

El exceso de calentamiento de las ruedas es una de las maneras de perjudicar a un piloto sin que éste se dé cuenta al volante. El neumático pierde agarre de manera global y después no hay manera de demostrarlo". Son palabras de Jacques Laffite, ex piloto de Fórmula 1 y comentarista de la televisión francesa. Esta es la hipótesis que maneja Fernando Alonso, que vio cómo los tiempos en la calificación no salieron pese a que no cometió ningún error. El ovetense perdió en todos los parciales, pero especialmente en el segundo, de curvas enlazadas sin descanso que exigen más al compuesto blando. Sólo el neumático más tierno puede ser manipulado de esta manera, justo el tipo de juego que le pusieron en boxes para su último intento.

De confirmarse, algo que podrán saber si ven un desgaste excesivo cuando el coche vuelva hoy del parque cerrado, el asturiano se encontraría ante la segunda maniobra consecutiva en dos semanas decisivas para el Mundial. Ya en Fuji le tocaron las presiones de las ruedas traseras y perdió la pole por ese motivo. La televisión italiana 'Mediaset' contaba ayer que el accidente del asturiano en la carrera japonesa se debió a unas presiones incorrectas.

Según decían en una de sus informaciones, las colocaron algo más bajas para que al ovetense le asolara el graining y no acosara a Lewis Hamilton. Con el paso de las vueltas la presión disparatada de esos compuestos terminó por generar la salida de pista. Si eso es cierto, estarían jugando con la propia integridad del piloto para que no ganara el título mundial.

Volviendo a Shanghai, para elevar en exceso la temperatura del neumático hay que subir los grados de la manta térmica que los envuelve. Es tan sencillo como eso. El motor, según se pudo ver en la telemetría, no ha sido manipulado. Igual que sucedió en Japón, todo fue bien hasta el último cambio de ruedas. De hecho, la diferencia en contra respecto a Hamilton era de 144 milésimas. Justo el hándicap por las dos vueltas de más de gasolina con las que salió a la carrera el asturiano.

Después del último intento se alargó a casi seis décimas con su rival sin error de pilotaje alguno. Hamilton marcó la pole con una gran vuelta y se colocó más cerca del título (hoy, la carrera, 08:00 Telecinco y TV3). En cuanto a los Ferrari, Kimi Raikkonen, muy cargado, terminó a una décima del británico, con Felipe Massa a su espalda. Nada más bajarse del coche, el asturiano se fue como un rayo a su habitación, se desvistió y salió como un cohete, y después de un sonoro portazo, a pedir explicaciones a su ingenieros. Era consciente de que le habían vuelto a perjudicar en sus aspiraciones de arrebatarle el título mundial a la joven estrella británica. El tifón Krosa, previsto para la hora de la carrera, se acercaba ayer a Shanghai, y puede descargar la lluvia que suena a esperanza para Alonso.