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Fórmula 1 | GP de Japón

Hamilton desafía a Alonso en la primera curva de Fuji

"Depende de lo duro que sea mi compañero, yo podré ser tan agresivo como el que más. No tengo nada que perder", anuncia el líder del Mundial. La cita es en el difícil ángulo inicial, en el que se frena de 320 a 70 km/h

Carlos Miquel
Actualizado a
<b>LUCHA SIN CUARTEL. </b>La pelea entre Hamilton y Alonso lo mejor que ocurrió en Spa, y hay muchas posibilidades de que se repita en el GP de Japón.
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El final de recta del circuito de Fuji puede ser decisivo para el destino del Mundial 2007. Se llega allí después de una larguísima recta de kilómetro y medio en la que se puede coger el rebufo. Se parte de una curva lenta de segunda velocidad y 100 kilómetros a la hora. Los pilotos acelerarán a tope y el cuerpo a cuerpo puede vivir temibles cambios de trayectoria hasta alcanzar 320 km/h. Entonces, en el cartel de cien metros para la curva, los pilotos realizarán una terrible apurada de frenada, bajarán seis marchas y afrontarán en primera velocidad y a 70 km/h un ángulo a derechas ciego y en bajada. La deceleración es brutal, calculada en torno a los 4,9g y las estrellas de la F-1 realizan una presión sobre el freno equivalente a 150 kilos.

Durante el gran premio del domingo esa curva puede ser escenario de adelantamientos o de llegadas en paralelo a la salida de boxes. Pero su importancia se acentuará algo más en la primera frenada de la carrera. Allí Lewis Hamilton piensa desafiar a Fernando Alonso. Aún le escuece no haberle podido adelantar en el GP de Bélgica. Y eso es lo que se deduce de sus belicosas palabras de ayer: "Ambos debemos tener cuidado y recordar que somos compañeros de equipo. Probablemente hable con él más tarde durante el fin de semana sobre la salida de Spa. Aún no lo hemos hecho y yo tengo mis propias ideas sobre lo que sucedió en Bélgica. Aquí nos enfrentamos a otra nueva carrera, pero cuando estemos en la pista ninguno nos vamos a rendir. Pilotaré con la intención de ser limpio, pero, en función de lo agresivo que él quiera ser, yo puedo ser tan agresivo como el que más. No tomaré riesgos innecesarios, sólo me aseguraré de estar delante de todos los demás. ¿Cambiará mi forma de afrontar las cosas? Ya veremos. Tendré mucho más cuidado con él a partir de ahora".

Este talentoso piloto de 22 años utiliza las palabras justas para amenazar deportivamente a su compañero: "Siento que no tengo nada que perder. Él es el hombre que defiende su título mundial, así que es Fernando quien debería tener más presión a sus espaldas. Sin embargo, en las últimas carreras lo ha hecho realmente bien. No sé si se ha quitado un peso de encima y ya no siente la presión del equipo. De repente, parece bastante feliz en la escudería, o al menos consigo mismo".

El británico, líder del Mundial, llegó ayer al circuito con el pelo rapado, la sonrisa del debutante, y un nuevo enfoque para el final de año: "El descanso entre ambas carreras ha sido muy positivo para mí. He podido venir algunos días antes a Tokio, la gente no me molestaba y he podido hacer un poco de turismo. Me gusta bastante la cultura oriental, he podido pensar en otras cosas y hacer una nueva aproximación, más fresca, a lo que queda de año".

Su obsesión con Alonso es tal, que llega a acusarle infundadamente de perjudicar sus reglajes junto con De la Rosa: "Sé que Fernando tiene mucha más experiencia que yo en Brasil y China, pero eso no me ha impedido batirle en otras carreras. He trabajado mucho desde la última carrera para saber en qué puntos perdía tiempo. Ahora ya lo sé. Este fin de semana será mucho mejor. Normalmente hemos tenido unos reglajes similares, y parecidos a los de los test. Yo iba el primer día y medio, y él y Pedro hacían algunos retoques sobre mi coche que se aplicaban en la carrera. En Spa vi algunos errores en el monoplaza que no se van a repetir en las últimas carreras". Miedo lo llaman.