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Alonso se teme una encerrona en Bélgica

Fórmula 1 | Tras su victoria del domingo

Alonso se teme una encerrona en Bélgica

Alonso se teme una encerrona en Bélgica

flavio mazzi

El bicampeón asturiano no festejó en exceso el triunfo en Monza por dos razones: no se fía de su escudería, que le ha perjudicado siempre después de cada victoria, y no quiere grandes celebraciones hasta que consiga el título mundial

Han despertado al monstruo, al supercampeón que le aguó la fiesta a Ferrari y a Michael Schumacher en 2006. Fernando Alonso no gastará ni un minuto de su energía en nada que no sea ganar el título mundial. Se vio en el podio de Monza. Ni una alegría de más, ni un gesto para la galería, nada. No le veremos levantar las orejas o hacer el Ave Fénix mientras no consiga su tercer título mundial. Es una cuestión de orgullo. Sin el robo de los comisarios en Hungría, ahora mismo ya tendría a Hamilton cinco puntos por detrás. Pese a todos los problemas, después de Estambul el bicampeón elaboró su estrategia para lo que queda de año: correr mucho, aportar toda su experiencia de viernes a domingo para ganar así todas las carreras que quedan y tensar la cuerda al máximo para no ser perjudicado de nuevo por su escudería.

El sábado hasta en la calificación estuvo trabajando en los reglajes para dejar el coche perfecto, y a los mecánicos de Hamilton no les dio tiempo a copiarlo. Tiene mucho mérito, porque es muy difícil mejorar en la puesta a punto cuando el Mundial está en juego. Todo esto explica también las hojas de telemetría que le pasaron al inglés entre la Q2 y la Q3. Por suerte las presiones de los neumáticos eran esta vez las correctas y no hubo ninguna maniobra sospechosa en torno al coche del ovetense. El aspecto serio y reconcentrado de la estrella española se basa también en su temor a que se encuentre cosas extrañas en la próxima carrera en Spa-Francorchamps.

Este año, cada vez que ha ganado una carrera, en la siguiente el equipo ha maniobrado contra él, o al menos le han pasado cosas que ha interpretado como un sabotaje. Después de ganar en Malaisia se cayó un plafón encima de su coche en Bahrain, lo que le costó seis décimas por vuelta. Tras la victoria de Mónaco llegó la gran guerra, se le prohibió competir con sus propias tácticas y cargas de combustible, se basó todo en la calificación (la mayor baza del inglés frente a Fernando) y Ron Dennis le desestabilizó al quitarle méritos a su victoria. En Montreal, dos semanas después, vimos la versión menos afortunada del bicampeón en todo el año.

Lo más reciente.

El último caso sangrante se produjo después de la espectacular victoria en mojado de Nurburgring. En Hungría, Alonso vio cómo le ponían ruedas usadas duras porque las presiones del juego de neumáticos nuevo estaban completamente disparatadas. Esto le perjudicaba en tres décimas por vuelta respecto a su gran rival. La FIA, que ya intervino después de Mónaco, esta vez sí que sancionó al asturiano con una penalización sin precedentes ni base jurídica.

Bélgica no sólo es la carrera más importante de las que quedan por el hecho de tratarse de un circuito de piloto. También lo será por ver si esta vez el equipo anglo-alemán es capaz de que no le suceda nada extraño mientras todo le funciona como la seda al pupilo de Ron Dennis, sobre todo antes de la carrera. Si actúan con la equidad absoluta de Italia de aquí a final de año, la corona sí que se la adjudicará el mejor piloto, Alonso. Ya lo advirtió el asturiano tras la carrera italiana: "Llevan todo el año hablando de igualdad de condiciones y las últimas cuatro carreras van a ser así, o espero que sean así. Ya veremos entonces quién puede conseguir el título".

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