El culebrón del espionaje en la F-1 estallaba el martes cuando McLaren anunciaba el despido de uno de sus empleados por recibir información técnica de un trabajador de Ferrari. Ayer, la escudería británica se dirigió otra vez a los medios tras saberse que su jefe de diseño, el ya despedido Mike Coughlan, había recibido documentación secreta del responsable técnico de Ferrari, despedido también el martes, Nigel Stepney. En su comunicado, McLaren declaraba que "se ha completado una cuidadosa investigación y que ninguna idea intelectual de Ferrari ha sido pasada a otros miembros del equipo o incorporada a los coches". Para evitar cualquier especulación, incluso ha invitado a la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) a que realice una revisión completa de todos sus coches.

La FIA ya ha entrado en el asunto con un comunicado en el que informa sobre las medidas a tomar: "Con la completa cooperación de los dos equipos se ha iniciado una investigación en las materias que conciernen a la escudería Ferrari y McLaren. El mandato de esta investigación estará centrada en lo referente al Código Deportivo Internacional y al Reglamento de F-1".