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Nació acelerando y la competición le proporciona la vida

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Nació acelerando y la competición le proporciona la vida

Nació acelerando y la competición le proporciona la vida

La F-1 pierde un luchador nato

La sabiduría suprema es tener sueños lo bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen, ya que son las únicas mentiras que pueden dejar de serlo. El sueño de Pablo Montoya era ver a su hijo, Juan Pablo, subido a un coche ganando carreras. El 25 de septiembre de 1975 nacía en Bogotá (Colombia) un piloto de carreras. Su madre, Libia, lo supo rápido: "Lo primero que aprendió a hacer fue a acelerar. Está enfermo desde siempre". Su padre, piloto, le inculcó desde bebé su amor a la velocidad: "Yo corría en go karts y desde muy pequeño lo montaba en mis piernas. La primera vez tenía 3 o 4 meses".

Comienzo precoz.

A los 5 años ya empezó a correr en karts y pronto despuntó. Con nueve años se proclamó campeón de Colombia infantil y dos después, júnior. En 1990 y 91 se proclama campeón del mundo júnior. Con 17 da el salto a EE UU y comienza una extensa carrera por diferentes pruebas, siempre jalonada con triunfos.

Llega 1997, año clave en la vida de One, apelativo con el que se le conoce en América. Realiza su primer test con un Williams. El sueño estaba más cerca. Al año siguiente se alza con el título de la Fórmula 3.000 con el récord de puntos y Frank Williams organiza un cambio entre él y Alex Zanardi por el que Juan Pablo correría en la CART (actual Champ Car), con Chip Ganassi y el italiano llegaba a la F-1. Montoya brilló con luz propia y ganó el título. Sumó siete victorias y se convirtió en el campeón más joven de la historia. La temporada siguiente, más frustrante, obtiene un gran éxito: las 500 Millas de Indianápolis.

En 2001 debuta en la F-1 con Williams y logra en Monza su primer triunfo, siendo el octavo debutante en ganar en su primer año. Impresiona al mundo gracias a un agresivo estilo de pilotaje, del que dejó muestras en Brasil con un espectacular adelantamiento a Michael Schumacher.

Los tres años siguientes sigue en Williams y añade tres victorias más, numerosos podios y dos terceros puestos finales (2002 y 2003). En 2005 llega a McLaren, pero su campaña no es la esperada. Aún así, logra tres victorias y un cuarto puesto final.

Este año abandona la F-1 con un segundo puesto en Mónaco y un 3º en San Marino. 26 puntos en diez carreras. La NASCAR le espera. Su amigo Chip Ganassi le ofreció volver a casa y Juancho no lo dudó. Antepone la felicidad al dinero. Su mujer Connie y su hijo Sebastián se lo agradecerán. Podrán disfrutar más de él en su casa de Miami. El Dodge número 42 ya espera al piloto para el que correr es vivir.

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