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No le ayudó estar junto a Valentino

Yo digo | Manuel Pecino

No le ayudó estar junto a Valentino

La victoria de Hayden el pasado domingo en el circuito de Laguna Seca supuso el triunfo de la perseverancia, de la decisión y de las ganas de vencer. Probablemente, fui el primer periodista europeo que habló con Hayden cuando se supo que el americano iba a llegar al Mundial de la mano de Honda. Conseguí su teléfono a través de un colega americano y, cuando hablé con él, se encontraba en un aeropuerto esperando la conexión para volver a su rural Kentucky. Más tarde, mi colega americano me contó que Hayden le había comentado que el periodista con el que había hablado por teléfono era "very foreigner", es decir, muy extranjero. Me imagino que lo decía porque pocas veces Nicky había hablado con alguien que tuviera un acento tan raro para él. Y es que hasta entonces Hayden no sabía que existía vida más allá de Río Grande.

Los comienzos en el Mundial de Nicky fueron complicados. Debutó en unos entrenamientos invernales en Sepang -imagínense cómo debía sentirse: ¡de Kentucky a Malaisia!- además, había viajado solo hasta allí. Enseguida noté que las megainstalaciones de Sepang le abrumaban, igual que su entorno. El frío ambiente que se respiraba entonces en el equipo HRC le puso las cosas todavía más difíciles; estar a la sombra de Rossi no ayudó. "Por lo menos sé enseguida dónde está nuestro box, es donde hay más fotógrafos", comentaba. El contacto de Nicky con España tuvo lugar en Valencia, también en unas pruebas privadas. Recuerdo que me contó que le habían llevado a comer arroz a una especie de restaurante chino. Más tarde, me enteré que aquella noche había probado su primera paella... El pasado domingo cerró su aprendizaje: el talento de Owensboro ya es internacional.

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