Una larga coleta adorna el pelo color platino de este piloto llegado de la minería valenciana a tierras de África. José Luis Monterde (47 años) está en su quinto Dakar y tiene la intención de acabar, al menos entre los diez primeros. Ayer mismo sufrió un varapalo para sus aspiraciones, porque volcó el BMW X5 que conduce y se alejó de ese objetivo... aunque nada está perdido cuando aún resta casi la mitad de esta loca carrera llamada Dakar.

Monterde es empresario de la promoción inmobiliaria y la construcción, como propietario de Tecnocastellón, su propia inmobiliaria, aunque su trayectoria profesional es mucho más amplia. El castellonense vendió Tecnoarcilla, la empresa de productos de construcción y productos minerales que poseía hasta el pasado año, a un grupo inglés gracias a una extraordinaria oferta que no pudo rechazar.

A Monterde le gustan los coches desde que siendo muy joven tenía que conducir un todoterreno por las montañas de la mina de arcilla de Castellón. A partir de ahí, un buen día se propuso pilotar de manera aficionada al principio para llegar algún día a disputar la gran prueba desértica.

La primera oportunidad le llegó mediante una invitación de unos amigos para disputar un raid en Sevilla con motivo del Quinto Centenario del descubrimiento de América, después corrió la Baja Aragón y algunos raids más, hasta que en 2001 se decidió a probar suerte en África con un Nissan GR, el resto de los años lo haría con Mitsubishi, hasta que en este 2005, por primera vez, está en un equipo más serio y con un BMW con carácter oficial, toda una garantía para sus opciones.

Hasta este año se había pagado él mismo los coches y la participación, aunque con la ayuda de algunas instituciones oficiales de la Comunidad Valenciana. Dicen que tiene mucho dinero, y quizá sea cierto, pero la verdad es que Monterde se muestra como una persona amable y sencilla, un enamorado de la competición y de África.