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Niños felices en el día de Reyes

Yo digo | Manuel Franco

Niños felices en el día de Reyes

Antes de venir a este lugar que parece no existir de verdad, pensé cual sería mi peor día en el Dakar. La respuesta era clara. Hoy. Se que este seis de enero lloraré pensando en esos momentos de los regalos y la gratitud, en la magia. Espero que mi niño David cumpla con lo pactado y sorprenda a todos con presentes del que no está. Pero eso será hoy. En el día de ayer descubrí que con un sólo euro se puede hacer feliz a cerca de cincuenta niños. Era la segunda vez que varios pequeños me rodeaban pidiendo diharms, la moneda marroquí, y mi corazón no lo resistió, apreté la mano en el bolsillo y cogí un euro, lo único que llevaba en esos momentos, lo deposité en la mano de uno de esos niños descalzos y me sentí un desgraciado por tener tanta suerte. En España muchos niños recibirán regalos y alguno no será feliz. Piensen en aquellos que con un bolígrafo te ofrecen el alma en una sonrisa, como en Mauritania. El día había comenzado a las cinco de la mañana con el ruido de las motos y los mecánicos. Después Ahmed nos llevó a la ¿ciudad?, un sitio con arena y dos calles asfaltadas de baches, nos presentó a su mujer y a su hermano, un psicólogo que estudió en Cuba y ahora es uno de los dirigentes del Frente Polisario y nos invitó a té. Esta gente pobre ofrece todo a la pobre gente como yo. Después vi el tren más largo del mundo y las minas de hierro. A la vuelta unos niños jugaban al fútbol con una pelota de trapo ataviados con la camiseta del Madrid y hubiera dado la vida por un balón de reglamento para regalarles mientras pensaba que para Reyes yo quisiera una princesa.

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