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Casi me detienen por Mohamed VI

Yo digo | Manuel Franco

Casi me detienen por Mohamed VI

Se le salía el alma por la voz. El alarido del imán de la mezquita de Agadir me despertó por cuarta vez. Eran las cinco de la mañana. La primera, había sido un piloto que se había confundido de tienda, la segunda, un avión que despegaba a pocos metros y la tercera, la primera llamada a los fieles en la otra mezquita de la ciudad marroquí. He pasado mucho frío en esta noche africana, la tienda estaba muy húmeda y quedé sólo al amparo de un cariñoso saco de dormir. El despertador de mis hermanas que llevo en el corazón sonó a las seis y un minuto. Después Martí, de Catalunya Radio ya estaba llamándome a voces. Con Nicky, de Solo Moto, habíamos quedado en desmontar las tres tiendas juntos. A las seis y media estaba desayunando con dos hombres vestidos de rojo que me dieron ánimos para seguir mientras el café y un reconfortante revuelto de huevos con pasta me calentaban el cuerpo y las manos heladas. Eran Nani Roma y Stephane Peterhansel, los actuales campeones del Dakar. El español me deseó suerte y yo a él. La vamos a necesitar. Llegamos a Smara y la odisea de Ulises se queda corta con mis esfuerzos para evitar que mi tienda, el recuerdo de Noe y Miguel, el atleta concejal, no salga volando por los aires. Parece que lo consigo. Tras otro café salgo a descubrir Smara, la que fue capital del Sahara español. Hay mucho viento, pero al menos el sueño no pudo conmigo. A la entrada de la ciudad me recibe un gran cartel con dos fotos del rey Mohamed VI, el gobierno marroquí quiere dejar claro quien manda en los territorios ocupados del Sahara Occidental. Me acompañan un amigo brasileño y un senegalés. Cuando hago una foto al retrato, seis militares salen detrás de mi voceando palabras ininteligibles. Quieren quitarme la cámara, y entre cuatro me agarran y me tiran la mochila al suelo. Finalmente logro explicarles en una extraña mezcla de español, francés e inglés que no he fotografiado a su pequeño dios. Con una extraordinaria dosis de suerte logro que se crean lo que no es verdad y sigo mi camino en este modo de vida que es el Dakar.

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