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El genio sin tobillos

Yo digo Carlos Izquierdo

El genio sin tobillos

Mereció la pena esperar cuatro meses para llegar al circuito de Welkom. La temporada más esperada de la historia dejó en su primera parada dos noticias superlativas, dos bofetones a la lógica, dos revolcones al Mundial. El primero, más esperado, lo dio Rossi al someter con su Yamaha al ejercito imperial de Honda. El segundo, sorpresón, lo brindó Dani Pedrosa al imponerse en su debut en el cuarto de litro.

Al Doctor italiano se le caía el cuerpo nada más cruzar la línea de meta. Su victoria en Suráfrica era la demostración de su teoría, ésa que firmó en la casa de Honda cuando dio el portazo en octubre: "Es más importante el piloto que la moto". La resolución ha llegado con él en lo más alto, las Hondas detrás y el sueño de emular a Eddie Lawson mucho más cerca.

Rossi, además, es un buen cliente para la industria de la moto. Su actitud al cambiar de escudería no sólo ha revitalizado el Mundial –la carrera de Suráfrica, amén de memorable, fue una de las más disputadas de los últimos tiempos- sino que ha sacado a Yamaha de las sombras. El italiano ha mostrado a los ingenieros del diapasón cómo evolucionar una moto de carreras, cómo subir a lo más alto a una estructura acomplejada.

Incluso, Valentino es profeta. Al italiano le encanta el circo y no se pierde ni un detalle. Hace dos años, antes de una carrera de 125 y desde el muro, Rossi se fijó en un niño que andaba por la parrilla con su aire despistado. "A mí el piloto que más me gusta es ése", publicó a los cuatro vientos. "Ése" era y es Dani Pedrosa, el mismo que una temporada después conquistaría el Mundial del octavo de litro.

No tuvo tiempo el niño Dani de celebrarlo. Las lágrimas de emoción por el triunfo dieron paso a las del dolor en Australia, con los dos tobillos rotos por la caída más extraña que ha visto la historia del Campeonato del Mundo. Inmovilizado durante tres meses, se subió a la dos y medio cuando aún no podía ni andar y empezó a soñar, simplemente, con seguir progresando.

Ahora, Pedrosa vuelve a llorar junto a Alberto Puig, uno de los que más ha hecho por el motociclismo en este país. La exhibición del genio sin tobillos en Welkom dejó al mundo entero con la boca abierta. "Estamos ante un piloto de otra magnitud", acertó a decir su team-manager nada más estrenarse con victoria en Suráfrica. Cierto. Posiblemente, de la misma magnitud que Valentino Rossi.

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