El español Jorge Lorenzo, que se convirtió ayer en el motociclista más joven del mundo al participar con 15 años recién cumplidos en el Gran Premio de España celebrado en Jerez, señaló ayer comprobado ya en sus propias carnes que "en las carreras hay muchas envidias y muy poca gente que te quiera, nos jugamos mucho".

Lorenzo, que ha necesitado "tener 15 años y un palmarés determinado. Los títulos que tengo son 8 Campeonatos de Baleares, en diferentes categorías, y una carrera del Campeonato de Europa" para conseguir hacer historia, subrayó. "Ha sido el día más feliz de mi vida, aún no me lo puedo creer. Yo sólo esperaba terminar la carrera, coger experiencia; sabía que iba a cansarme mucho porque es una carrera muy larga. Al principio no tenía mucho ritmo, pero al final fui cogiéndolo".

TRADICIÓN VELOCISTA

Sobre las críticas que han recibido sus padres por permitir que compita a altas velocidades, Jorge Lorenzo comentó que "mi padre y mi madre también corrieron en moto. A los dos años empecé a montar en bicicleta y a los tres mi padre me fabricó una moto y empecé a entrenar. Lo de la velocidad a la que se compite hay que mirarlo por la experiencia de cada piloto y no por la edad. Llevo corriendo 11 años y tengo más experiencia que otros pilotos más mayores".

Por otra parte, el motociclista negó que hubiera nacido para ser un campeón sobre la moto, sino que "yo no creo en los cracks, creo que las cosas se consiguen trabajando, luchando y cogiendo experiencia". Sobre sus puntos fuertes apuntó que "creo que soy un piloto fino, que me caigo muy poco y que las curvas rápidas las cojo bien. Me falta poner la moto a punto y eso se consigue haciendo más carreras y aprendiendo de tus mecánicos. También me falta coger más rápido las curvas lentas", concluyó.