Richard Burns, como estaba previsto, culminó ayer su carrera hacia el título. Acabó tercero el Rally de Gran Bretaña tras los Peugeot de Marcus Gronholm y Harri Rovanpera, que aseguraron el título de marcas a su marca, y se coronó como el segundo británico de la historia que logra el Campeonato del Mundo de rallys, tras el del escocés Colin McRae en 1995.

Este joven de treinta años nació en Reading (Inglaterra), tiene su residencia fiscal en Andorra, pero vive en Barcelona, ciudad de la que se enamoró tras visitarla varias ocasiones junto a su buen amigo Luis Moya. Más tarde incrementó sus lazos al iniciar el noviazgo con una chica de Vic, y ahora se le suele ver por los restaurantes y locales de moda de la Ciudad Condal cuando el calendario le deja un hueco.

Nueve años antes de sacarse el carnet de conducir, comenzó a derrapar con el Triumph 2000 de su padre Alex por las praderas del domicilio familiar. Pero fue en 1988 cuando participó en su primer rally, y dos años después debutó en el Rally de Gran Bretaña, su primera participación mundialista. Este amante de la música, las motos, el mountain bike y el jet ski corrió primero con un Peugeot, hasta que fue descubierto por Subaru.

Tras despuntar con esta marca pasó a Mitsubishi, con la que lograba sus primeros triunfos. Pero ha sido en su retorno a Subaru cuando ha explotado. Ahora dejará esta marca para pasar a Peugeot, si por fin se soluciona una claúsula de rescisión que le impedía dejar su actual equipo en caso de coronarse campeón.

Carlos Sainz ha perdido con su abandono dos posiciones en el Mundial y ha acabado sexto, tras llegar aquí aún con opciones de título. Del resto de españoles participantes, al final sólo han llegado a la meta los dos Seat Ibiza de Dani Solá y Joan Vinyes.